24 de febrero de 2007

Cogito ergo sum

Preparar Filosofía en tres días, con la carga extra de que se aprueba o se repite, no es tarea liviana. Si la niña camino al patíbulo (quenolehabiadichonadaalospadres), es la ahijada de uno y uno, además, porta gripe infernal y una tos que agita cascotes en el pecho, es más fácil explicar el caos que tomar el asunto con filosofía.
En estas condiciones, Pirrón toma la delantera, Descartes trata de alcanzarlo, pero duda. Sócrates mira con ironía, Platón se conduele en cuerpo y alma y Kant evalúa como están las cosas, pero parece que no hay forma… ¡Lo que no hay es tiempo, Emmanuel!
Leo en Clarín que a Rousseau le han rescindido su Contrato Social: lo suspendieron en River y fue despedido del Gobierno porteño.
Meli aprobó la materia y yo quedé, como Prometeo, con el hígado destrozado y una roca en la espalda.
Angustia de la post-modernidad, que le dicen.

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¿Cuál es la cosa que dejaría de existir si se la pudiera definir? El infinito; que sería finito si pudiera ser definido. Porque definir es delimitar la cosa definida con otra que la circunscribe en sus extremos, de modo que lo que no tiene términos no puede ser definido.
Leonardo da Vinci, Apuntes de cocina, pensamientos, misceláneas y fábulas.
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2 comentarios:

Ruth dijo...

Hola, Condesa, sólo pasaba... me dio curiosidad. Vuelvo pronto.

La condesa sangrienta dijo...

Diosa, espero el aporte de su sabiduría.