31 de marzo de 2007

¿Cómo dice?


En la infancia no sabemos hablar y nadie nos entiende.
En la niñez hablamos, pero creen que no entendemos.
En la adolescencia, nadie entiende lo que hablamos.
En la adultez, hablamos a los adolescentes que no escuchan o no entienden.
En la vejez entendemos todo, no se escucha, no nos escuchan y volvemos a la infancia.



Quienes me conocieron a los cuatro años dicen que era pálido y ensimismado, y que sólo hablaba para contar disparates […] Mi mayor fuente de inspiración eran las conversaciones que los mayores sostenían delante de mí, porque pensaban que no las entendía, o las que cifraban aposta para que no las entendiera.
Vivir para contarla, Gabriel García Márquez.

30 de marzo de 2007

Olvida mi nombre y pega la vuelta

R: -Vení, vení, mirá quién te quiere saludar.
Eu: -¿ ???
Mr. X: -Holaaaaaa condesita, cómo estásssss? (cara de alegría nº1)
Eu: -¿??? Mmmm biennnn… (alargando la ene para darme tiempo. Cara de estúpida nº 1)
Mr. X: -No te acordás, no...? (cara de decepción del 1 al 10)
R: -¡¡cómo no te vas a acordar!! (cara de incredulidad)
Eu: -mmmm, no. Me parece…pero no. No... (cara de estúpida nº2)
R.: -¡Es Fulano de Tal! ¿te acordás ahora?
Eu: -mmmm pseee… creo que sí… (cara de estúpida nº3 cubriendo la cara de odio nº1)
Mr. X: -(cara de alegría nº2) recuerdo aquella vez cuando, bla, bla, bla, bla
Eu: -Bueno un gusto verte bien, los dejo conversando ahora (cara de despedida para Mr.X y cara de novuelvasahacermestonuncamás para R.)

( sigo sin acordarme quién cuernos era. Haré un back-up, y si el tipo no aparece, es altamente probable que lo haya borrado del rígido.
Igualmente hay que desfragmentarlo).


Todo está cargado en la memoria/ Arma de la vida y de la historia
La memoria, León Greco.

29 de marzo de 2007

¿Qué hay de nuevo amigo?



Weskinconogüey Carapachay Sorilicovsky

Con ese nombre bauticé a mi conejo cuando tenía 9 años.
Las nenas jugaban con muñecas y yo, con las palabras.
(Todavía no conocía al conejo de Alicia ni a Lewis Carroll, pero el Jabberwocky -por lo visto- ya girospaba en mis muforosos pensamientos).


Calentoreaba, y las viscotivas tovas/ vuelteaban y tregujereaban el terecho./ Misébiles estaban los borogovas/ y los deros trugones bramastoilbaban./ ¡Cuídate del Jabberwock, hijo mío!
(…)
Jabberwocky, Lewis Carroll

28 de marzo de 2007

En vano

Tanto intento inútil de explicar mi desencuentro con relojes y almanaques y aparece el viejo ciego para decir con magistral economía que “el tiempo está viviéndome [1] .

[1] Jactancia de quietud, Jorge Luis Borges.

26 de marzo de 2007

Peregrina

Peregrina de mí misma, me visito.
Nada quiero encontrar.
Quiero, tan sólo, anular mi presencia para asegurar que existo.
El silencio líquido trae la respuesta.



Pasad, no penséis en mi vida,/ dejadme sumido y esbelto./ Yo uno/ en mi centro.
El ser uno. Juan Ramón Jiménez

25 de marzo de 2007

Humo en sus ojos

Después de una buena ducha, envuelta la cabeza en un toallón, enfundada en su pijama y saboreando el dulce silencio de la madrugada, ella se sienta a leer en la cocina.
Enciende un cigarrillo, apoya el mentón sobre la palma de la mano, inclina la cabeza y se zambulle en la lectura. Pierde –nuevamente- la noción del tiempo. Más páginas, más cigarrillos, más silencio en la madrugada avanzada, un poco de frío en la espalda… ¡un café!
Se levanta con pereza a prepararlo pero un humo denso que difumina los contornos, la desorienta primero, la paraliza después.
Trata de no entrar en pánico. Evalúa la situación calmadamente, recorre la cocina, revisa hornallas, cortinas, enchufes, cables, cigarrillos apagados ¡y nada! El humo se cierra cada vez con más intensidad.
Inspecciona todos los cuartos de la casa, living, lavadero y baños; comprueba que hay humo en todos lados (bueno, será de madrugada, ella no es escandalosa pero ya está realmente asustada y habrá que avisar, que embromar).
Vuelve al cuarto donde él duerme, literalmente, a pata suelta.
Lo llama, y nada.
Le grita, y nada.
El humo aumenta y nada.
Lo sacude una vez, y nada.
Lo sacude, ahora con violencia, y le pide que despierte, que la casa se está incendiando. Y él, arrancado de quién sabe qué sueño, despertándose a quién sabe qué pesadilla, avanza a los tumbos, en calzoncillos.
En medio del living, y del humo, ella explica que ha chequeado todo infructuosamente. Que no encuentra el origen del incendio.
El la mira, despertándose de golpe, abriendo los ojos a la realidad con mirada perpleja y furiosa. Ella lo mira sin entender su gesto airado, tratando de esquivar el brazo que como un látigo se le acerca y que de un tremendo manotazo le arranca el toallón encendido vociferando al mismo tiempo… ¡¡boludaaaaaaaa, se te está prendiendo fuego la cabezaaaaa!!

(Dejé de fumar hace un tiempo porque el cigarrillo hace mal a la salud. Altera el sueño, afecta los pulmones y ataca la cabeza)


“Pero un instante me distraje/ sin tomar precauciones, / un instante/ en que alguien vino de mi espalda/ y cambió todo./ Fija, vaciada, ausente,/ un agujero soy/ por donde pasa el mundo,/ veloz, sin detenerse…”

Amelia Biagioni, Me distraje un instante.

24 de marzo de 2007

“Hay un fusilado que vive…”


“Reitero que esta obra no persigue un objetivo político ni mucho menos pretende avivar odios completamente estériles. Persigue –una entre muchas- un objetivo social: el aniquilamiento a corto o largo plazo de los asesinos impunes, de los torturadores, de los “técnicos” de la picana que permanecen a pesar de los cambios de gobierno, del hampa armada y uniformada.”
[…]
“El señor juez pudo entonces explicar que el terrorismo no es algo que nace por generación espontánea. Pudo explicar que la actitud del terrorista de abajo que coloca una bomba es la respuesta al terrorismo de arriba que aplica la picana. Pudo explicar que la bomba que mata a un inocente no se diferencia gran cosa de la descarga del pelotón que mata a otro inocente"*.

Operación Masacre, Rodolfo Walsh (1957)

23 de marzo de 2007

Inutilísima


¿Puede alguien poner a hervir huevos?
Puede.
¿Puede alguien poner a hervir huevos y olvidarse?
Puede.
¿Puede alguien poner a hervir huevos y olvidarse por más de dos horas?
Puede.
¿Puede alguien poner a hervir huevos y olvidarse por más de dos horas, estando podrido uno de ellos?
Puede.
¿Puede alguien poner a hervir huevos por más de dos horas, estando podrido uno de ellos, agotar el agua y quemar la cacerola?
Puede.
¿Puede alguien poner a hervir huevos por más de dos horas, estando podrido uno de ellos, agotar el agua, quemar la cacerola y enterarse recién cuando viene alguien y le avisa?
Puede.

(Carezco de sentido del tiempo y de sentido común. Parece que ahora, también he perdido el sentido del olfato).



El olor de esta preparación es tan penetrante (impregna durante varios días las paredes) que tiempo atrás he viajado a Verengano para huir de él.

Apuntes de cocina, Leonardo da Vinci

22 de marzo de 2007

Pasen y vean

Las imágenes de Barcelona, la voz de Andy Chango detrás de los créditos, y el título de la película (de la canción, y el libro -supe después-) me dejaron clavada en no sé qué canal, un día cualquiera. Esa es mi manera de elegir películas: haciendo caso omiso de recomendaciones y críticas, dejando libremente que algún elemento me atrape.
En este caso, fue la voz argentina en tierra catalana y el título maravillosamente delirante… “Lo mejor que le puede pasar a un cruasán”
No pude resistir la invitación de conocer los felices destinos de un cruasán y ahí me quedé, hasta el final.
La película, una mezcla de comedia policial y crítica social, no daba ni para La Concha de Lata. El protagonista, un border sucio, vago, drogón, putañero, hedonista y querible busca a su hermano desaparecido. Se pierde -y nos pierde- en una trama inverosímil; a tal punto la simbiosis que termina ignorándose quién está drogado, si él o nosotros.
Un título inolvidable para una película olvidable.
(De todas maneras, sigo sin ver Titanic. Ese pretzel no me lo como)
_
“En ese momento su mayor deseo era ver entrar sigilosamente por la puerta de su cuarto a Robert Taylor, o en su defecto a Tyrone Power, con un ramo de rosas rojas en la mano y en los ojos un designio voluptuoso.”
Boquitas pintadas, Manuel Puig

FRIENDS

Esta costumbre de nombrar por la inicial me está complicando la existencia porque tengo varias Emes en mi haber. Recién caigo en cuenta de que el nombre de mis amigos más cercanos comienza con esa letra.
M. es mi amiga/hermana, madre de mi ahijada y M. es, además, mi ahijada.
M. es mi otra amiga a quien su madre le dice…¡Marquitos!
A la siguiente M. le digo gordo, aunque no lo sea, y su nick es L., es mi amigo muy querido, compañero de litros de café.
Y la última M. es la de mi amado y entrañable flaco, que me arruga con sus abrazos.
A ellos les pido por anticipado que disculpen la indiscreción pero, en algún momento, voy a tener que nombrarlos con todas las letras.
Tendrán todo el derecho de mandarme a la M.

21 de marzo de 2007

Parole, parole, parole



Las palabras, como las personas, no se muestran tal cual son. No dicen demasiado de sí al primer encuentro. A las palabras, como a las personas, hay que brindarles tiempo para descubrir sus virtudes. O sus miserias.
Amo las palabras, como a las personas. A unas más, a otras menos.
Me divierten o me entristecen, me dan ganas de borrarlas o de inventarlas; algunas, sólo con nombrarlas, me producen gozo.
Las personas y las palabras.
Las palabras crean mundos infinitos habitados por infinitas personas creadas por personas que crearon las palabras.
Las palabras y las personas dicen mucho más en los pliegues que ocultan que en el plano que muestran.
Dicen mucho de nosotros mismos, si sabemos leer.
Si sabemos decir.
Si sabemos callar.
Si dejamos hacer.
A las palabras y a las personas.





"...y mi nombre, en su boca, ha cobrado una sonoridad tan singular, tan inesperada, que me siento como ensalmado por la palabra que más conozco, al oírla tan nueva como si acabara de ser creada."

Los pasos perdidos, Alejo Carpentier

20 de marzo de 2007

Contame

____ 50 _____

¿Por qué se le llama cin-cuenta, si para llegar tuvimos que contar hasta cuarenta y nueve?

19 de marzo de 2007

El poder, el decir, el poder decir





Fue una niña prodigio.
Aprendió a leer a los tres años, a escondidas de su madre. Aprendió latín casi por su cuenta, sin más base que veinte lecciones recibidas. A los 13 años fue recibida en la corte, como dama de compañía de la virreina. Se disfrazó de varón para poder ingresar a la Universidad. Antes de cumplir los 16 entró al convento como único modo de eludir el matrimonio. A los 17, sufrió un examen público de todas las facultades ante 40 profesores de la Universidad, teólogos, escriturarios, filósofos, matemáticos, humanistas, a todos llenó de asombro. Su celda en el convento fue una especie de academia, llena de libros y de instrumentos músicos y matemáticos.
Fue una mujer hermosísima, vehemente y apasionada en sus afectos
Se la vio enfrentada o alineada con diversos poderes: el poder eclesiástico, el de la corona, el del sexo. Adoptó sus signos o mudó sus ropajes en un gran despliegue teatral. Así, fue hombre en el espacio del saber, monja en el ámbito del conocer y cortesana en el lugar del deber ser.
Su relación con el poder fue, a la vez, cercana y distante, lo ejerció, lo padeció y lo trascendió aún desde el silencio que se impusiera por un tiempo.
Ella, Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)

No se pueden negar los contextos de producción ni el peso de las instituciones en la tarea creativa, pero tal vez sea justamente por eso y a pesar de eso, que el artista debe convertirse en bastión de resistencia, en custodio del Arte que perdura más allá de ocasionales centros de poder.
Probablemente mi postura sea ingenua o anacrónica, pero esto pensaba mientras leía las mezquinas internas del festival de cine en Mar del Plata.
El Séptimo Arte.



“…y tengo por mayor el riesgo de los aplausos en la flaqueza humana, que suele apropiarse lo que no es suyo.”
Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, Sor Juana Inés de la Cruz

17 de marzo de 2007

Grafittis






Lucas, sabelo, sos horrible.
Caro


Me divierte leer los grafittis y descubrir, entre la maraña de letras de colores que pelean por ser las últimas, algunas geniales ocurrencias.
En este caso, una crueldad en cinemascope. Una manera de frenar las intenciones amorosas del chico. Porque cuando la imagen lo es todo –y en la adolescencia lo es- decirle a alguien “sos horrible”,
es clavarle una estaca en medio del corazón. Es pulverizarle la autoestima y desactivarle cualquier argumentación. No se trata de mentir, se trata de no herir.
De haber tenido un aerosol en ese momento, hubiese pintado debajo:
Caro, vos también.

Podía, es cierto, cubrirme la cara; pero, ¿de qué me serviría si no había forma de disimular el cambio de estatura?
El doctor Jekyll y mister Hyde, R.L. Stevenson



16 de marzo de 2007

Avda. Libertad, esquina Independencia


Esta cuestión de la libertad, el ser consecuente (y sus consecuencias) es todo un tema.
Un asado familiar nos convocó en la Villa del Club Independiente y allá fuimos, con toda la parafernalia de rigor necesaria para la liturgia gastronómica. En un gesto de fraterna comunión se abrieron canastos y se asociaron chorizos, morcillas, chinchulines, asado, vinos, gaseosas, confituras y mates.
El ritual se cumplió con obstinada precisión y terminó como debe terminar, con la parrilla desierta, migas sobre la mesa, ensaladeras grasientas, moscas molestas, perros flacos buscando huesos y los chicos… los chicos agitando la modorra post-morfi, metiendo un palito entre las brasas, metiendo la mano en un agujero, metiendo las patas en un charco, metiendo la llave del auto en un termo. Uff mejor vamos a caminar y a juntar piedritas.
La ancha avenida de tierra estaba limitada por un ejército de enormes eucaliptos bien alineados. Podíamos conversar tranquilas con M. sin perder de vista a los peques. Duró poco la bucólica estampa porque vinieron llorosos y apenados a avisar que un pajarito estaba atrapado en una trampera. Ni lenta ni perezosa, trepé al árbol y lo liberé; con gozosa algarabía despedimos el vuelo del reciente excarcelado y me sentí Wonder Woman.
Pronto descubrimos que no era el único y así, árbol tras árbol, fui abriendo jaula por jaula, celebrando el batir de alas con el batir de palmas. Los chicos aplaudían y a mí, casi me aplauden la cara.
El pequeño punto en el fondo de la arboleda se fue agrandando hasta convertirse en un señor gordo, rojo de vino, de sol y de furia que a viva voz y peligrosamente cerca de mi cara, dijo:
¡¡¿qué hiciste nenaaaaaa?!! ¡¡Esos pájaros son llamadores y cuestan una fortuna, la puta que te parió!!! Bueno, le dije con mi mejor cara de póquer y calculando por dónde rajar, si cuestan tanto se hubiese quedado cuidándolos… y me fui volando, como los pajaritos.
R. se enojó porque siempre hago estas cosas que lo ponen en el brete de cagarse a trompadas con alguien. Hoy es una anécdota divertida que me pone a pensar sobre la libertad y sus consecuencias.
El ser consecuente, porque ¿cómo cuernos un club que se llama Independiente permite que alguien no lo sea?
Así no va, che.

Blackbird singing in the dead of night
Take these broken wings and learn to fly
All your life
You were only waiting for this moment to arise.
Blackbird fly
Blackbird fly
Blackbird, Lennon-Mc Cartney

Cortito y al pie

¿Existe la mentira piadosa o la sana envidia?
Creo que son simples eufemismos. La mentira y la envidia no tienen atenuantes.

El “doctor” tú te le pones,
el “Montalbán” no lo tienes,
conque quitándote el “don”
sólo te quedas Juan Pérez.

Al Doctor don Juan Pérez de Montalbán. Francisco de Quevedo.

13 de marzo de 2007

En primera fila

El centro de la ciudad está lleno de gente.
Gente distinta, que transita la peatonal o se sienta en algún café para observar las otras gentes. No son los habituales turistas de marzo (parejas mayores de piel blanca o jóvenes matrimonios con chicos que todavía no van a la escuela), ni los reconocibles habitantes de todo el año.
Es otra gente. Mujeres lánguidas llenas de carpetas y hombres de rasgos centroeuropeos que toman café y cerveza en La Fonte d’Oro. Veo una pareja dark, muchas chicas con onda trash, falsos pobres estilo vintage y unos cuantos imposibles de clasificar. Grupos de jóvenes pálidos, gitanas, extranjeros… bah, extranjeros son todos, en definitiva.
L. ha venido desde Bs. As. para el festival y me dice que muchos son estudiantes de cine. Cineastas, cinéfilos y cinéticos, le digo. La ciudad tiene un murmullo extraño, un clima distinto, unas voces ajenas, una energía callada, una vibración rara.
L. cruza una mirada cómplice con P., se ríen a carcajadas y dicen que lo verdaderamente raro está acá.
En casa.
_______
Cuentan, que al ver a Clark Gable en persona/ en la cola de la ventanilla dos,/ con su sonrisa ladeada y socarrona,( una cajera se desparramó.
Los fantasmas del Roxy, Joan Manuel Serrat

10 de marzo de 2007

¿Esta es la cola?

¿Por qué miro con simpatía y complicidad a las personas que pacientemente hacen largas colas para ver las películas del festival de cine?
¿Por qué miro con antipatía y displicencia a las personas que pacientemente hacen largas colas para comer en Manolo de la costa?
Voy a tener que revisar mi concepto de discriminación. Urgente.

Pocas pulgas en el mercado

El domingo, soleado, pintaba lindo para caminar bajo la sombra generosa de la Plaza Rocha y curiosear los puestos del Mercado de Pulgas, como dicen unos, o Feria de Antigüedades, como dicen otros.
Un juego de cubiertos de plata, para dos personas, recostados sobre un fondo de blando terciopelo azul, me patearon una pena en medio del pecho ¿por qué? ¿que tienen? Pregunta R., extrañado, buscando entre los cuchillos alguna explicación, porque hace rato que ha desistido de encontrarla en mi cabeza. No sé, le digo, me causan tristeza. Sigamos.
Me detengo frente a un puesto que vende caireles.
Amo los caireles. La luz que se descompone al atravesarlos, el clin, clin, suavecito que hacen cuando los acaricia el viento, las distintas formas y colores de esos cristales maravillosos, me seducen y me llevan a un estado de infantil perplejidad. ¿Te gustan? Comprate algunos, dice R. No, le digo, ¿dónde los cuelgo después? Sigamos.
Allá venden partituras musicales, viejos discos de tango, viejos discos de boleros, viejos discos de ¡Los Beatles! mi Dios ¿Los Beatles ya son una antigüedad? R. me dice que compre alguno si quiero. No quiero, le digo, Los Beatles se compran en Musimundo o se bajan de internet. Sigamos.
La siguiente parada fue ante una colección de viejas y bellas carteras y monederos. Esas con cierre de plata (o algo parecido) y cuerpo de malla. Esas que las viejas señoritas llevaban a los bailes. Divinas pero carísimas. Sigamos.
No es lo mismo viejo que antiguo. Hay una enorme diferencia entre basura y recuerdo, no? Una antigüedad es una muñeca de porcelana o un trompo de lata y no esa mugrienta colección de muñecos de plástico, de pelo sintético apelmazado, ojos desorbitados , piel seca, resquebrajada y marrón. Mejor sigamos.
La loza inglesa me puede. Ese juego de té, de cuarteado marfileño y azul, pedía a gritos que lo llevara, la vendedora también. Y si compraba, además, los platos de postre y el grande para masas, hacía un buen precio. R. me dice que, si te parece… Sí, sí, me parece. Me parece que debieras habérmelo regalado y no dejarme la responsabilidad culposa del gasto. Me parece que debieras haber dicho, lo compro. Me parece que no entendiste. Sigamos.
R. compró unas viejas revistas de aviones y una plancha de hierro para regalarle a P. Yo me llevé un colador de té. Una especie de tampón metálico gordo, lleno de agujeros que se abre en la cintura para meter las hebras. Por algo se empieza.
Mientras tanto, sigo tomando café, doble, amargo y caliente en mi taza de porcelana blanca y detestando los domingos.

.

Estamos invitados, /a tomar el té, la tetera es de porcelana, / pero no se vé/yo no sé por qué.

Canción para tomar el té, María Elena Walsh


9 de marzo de 2007

Tempus fugit


No sé qué pasa con los relojes. En esta casa tienen un destino fatal.
El de pared, en la cocina, funciona el tiempo suficiente como para establecer el hábito de levantar la vista. Establecido el reflejo, se detiene indefectiblemente, irremediablemente, eternamente. Dicen algunos que debo cambiarlo de lugar, pero no creo que sea la solución y, además, las otras paredes están ocupadas.
El pequeño reloj despertador, no cumple su función de despertar a nadie porque no tengo horarios que cumplir y despierto cuando quiero. La mayoría de las veces exhibe su espalda huérfana de pilas.
Una inexplicable alergia que produce picazón e hinchazón, rechaza cualquier reloj pulsera que pueda acercarse a mi piel. Sea del material que sea, no está hecho para mí.
¿Será ésta mi manera de matar el tiempo?
___
Me senté/ en un claro del tiempo./ Era un remanso de silencio, de un blanco/ silencio./ Anillo formidable/ donde los luceros/ chocaban con los doce/ números negros.
Eco del reloj. Federico García Lorca.

8 de marzo de 2007

Sexo 'devil'

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer


Y como no hay cosa más patética que las mesas de mujeres solas festejando a los gritos, invitamos a todos los chicos a participar de este festejo para celebrar como corresponde.


Woman please let me explain / I never meant to cause you sorrow or pain / so let me tell you again, and again, and again / I love you, yeah, yeah, / now and forever...
Woman, John Lennon



7 de marzo de 2007

La condesa descalza

Tiempo atrás salí a comprarme zapatos. Caminé veredas y desanduve vidrieras, malhumorada.
Nunca es fácil ensamblar comodidad, necesidad, variedad, calidad y buen gusto, con disponibilidad (monetaria).
Iba malhumorada, decía, y entré en Fray Mocho para despuntar el vicio. La parada en una librería es una escala obligada, una especie de Atalaya en medio de mi ruta urbana, que permite tocar y oler las medialunas aunque no las coma. Pero mi alma de gorda no resistió, Borges me guiñó su ojo ciego y sucumbí.
Regresé tan feliz a casa con su Obra poética que me lo dediqué y todo; como corresponde cuando se regala un libro.
¿Los zapatos? Otra vez será.
Total no tengo los pies sobre la tierra.
Todo el mundo sabe.



(y mientras encuentro a "La descalza jadeante" de Amelia Biagioni cuelgo lo que sigue)
Le dirás, quien pregunta es la descalza jadeante que escribe sin fatiga / su palabra de asombro y ahuyenta el humo de las voces tibias.
Adiós (Poema en memoria de Amelia Biagioni ) de Yoli Fidanza.

6 de marzo de 2007

La orilla blanca, la orilla negra


Tengo a la vista la última foto del Diego en Sunset.
Impresiona.
Un hilo de sangre baja desde su frente y una mano de mujer le sella la boca sin intentar un mínimo gesto de ternura.
Importa la foto.
La mirada fija, oscura y húmeda parece detenida en quién sabe qué rincón de su mente.
Porque ahí no está, no vengan a decirme.
Esta noche de química alegría, de minas, drogas, peleas y abrazos, no es nueva y pronto será vieja. Pero él, ahí, no está, porque ya estuvo ¡tantas veces! que no importa.
Y después… las adhesiones y las agresiones. Lo bancan, lo internan, lo burlan, lo escrachan, lo invitan, lo denuncian, lo cubren, lo explican.
Lo exponen.
El barrilete cósmico ha cortado el hilo y deja retazos de colores en su último intento de volar al paraíso.
No lo aplaudan.
No lo lloren.
Lloren con él.
Porque su mirada negra está vuelta hacia adentro, la dama blanca no puede iluminarlo y sólo cuando una mano toma la nuestra y nos acompaña en silencio, el miedo a la oscuridad desaparece.

..º..

5 de marzo de 2007

Loquitas pintadas


Ella, seis arriba de los treinta. Divorciada e independiente. Negocio y auto propios, linda y charlatana.
El, con cuarenta recién estrenados. Divorciado, profesional, alto, bronceado, pintón (potro, buen mozo, fachero, re-bueno, pa’partirlo o como gustes llamar).
Con ganas de recuperar calendarios perdidos, cada uno por su cuenta, se apuró el tiempo en varios turnos de sexo casual (sos una diosa, sos un campeón, que noche la de anoche, te llevo hasta tu casa, te llamo, llamame, bye, bye, adiós)
El y Ella, fatigada la soledad de la piel en la exigencia del circuito solteril, fueron presentados por un amigo común y se enamoraron como dos adolescentes. Choque de planetas, de almas, de cuerpos. Urgencia de estar juntos, andar y desandar la Ruta 2, cada semana. Estadías cortas, despedidas largas.
Pasado un tiempo, la pasión se encauza y revela secretos. Ella destapa la olla de sus celos y derrama berrinches como sopa caliente. El aguanta, da la espalda a cuanto culo se le cruza y cuenta baldosas. Ella no atiende razones y patea corazones.
Una mañana, El se pone a ordenar la biblioteca. Encuentra un libro de autoayuda –Cómo vivir en pareja- que un ex de Ella le había regalado y dedicado. Tomó su lapicera, garabateó algo y volvió a guardar el libro en su anaquel, con lenta decisión y tenue sonrisa.
Ella, seguramente muy pronto, volverá al libro y leerá la siguiente dedicatoria:
“espero que te sirva para la próxima vez,
Diego”
y Maxi
Epigrama
Al perderte yo a ti, /tú y yo hemos perdido: /yo, porque tú eras / lo que yo más amaba, /
y tú, porque yo era / el que te amaba más. /Pero de nosotros dos,/ tú pierdes más que yo: /
porque yo podré amar a otras / como te amaba a ti, / pero a ti nadie te amará / como te amaba yo.
Ernesto Cardenal

4 de marzo de 2007

Más-cara que nunca

¿Será cierto que la Condesa desapareció?

ENIGMA DE LA DESEOSA
Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto / de 32, exige lectura / de Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma, / b) toda su piel liviana / para los besos, c) mirada / verde para desafiar el infortunio / de las tormentas; / no va a las casas / ni tiene teléfono, acepta / imantación por pensamiento. No es Venus; / tiene la voracidad de Venus.

Gonzalo Rojas

3 de marzo de 2007

Dejame atravesar el viento, sin documentos

¿Se deben firmar los comentarios con nombre propio o con nickname? ¿El dueño de un blog puede expresarse desde el anonimato o debe dar cuenta de su verdadera identidad?
En una página se ha suscitado esta cuestión y levantó polvareda. En otra, han clonado mi nick y se ha vulnerado el password que conduce a mi link; el nacimiento de esta criatura -Rete Carótida- es fruto de esa violación.
¡Qué cosa extraña ésta! Una persona desconocida, utiliza mi seudónimo para deshacerse de mí y, paradójicamente, estrecha vínculos, se linkea conmigo, en un incomprensible abrazo de amor-odio.
Tal vez por ignorar las Sagradas Leyes Virtuales de la blogósfera, mi irrupción en ella haya sido desprejuiciada e ingenua sin presunción de la fuerza (virtus) o el alcance que tiene lo que se dice.
Y surge aquí el interrogante ¿importa quién lo diga si quien dice no es conocido? ¿no cobra absoluta importancia el texto? ¿no se jerarquiza el seudónimo en función del texto? En un espacio virtual ¿no es tan real un Juan Pérez como un Juan de los Palotes o un Juan Echezarreta? ¿quién puede asegurar que Juan Pérez es un seudónimo y Echezarreta porta DNI?
Hoy, ¿escucharía alguien los discos de Robert Allen Zimmerman, leería los poemas de Neftalí Ricardo Reyes o invertiría grandes sumas de dinero en un cuadro de José Victoriano González? Nacida como Flora, también la llamaron Buma, Blímele y Sasha. Ella eligió llamarse Alexandra/Casandra, Alejandra… Estos, entre tantísimos otros, elevaron su seudónimo a la categoría de nombre propio.
Otros, nosotros, anónimos nautas de la triple doble ve, somos lo que escribimos (y asumimos) en el texto.
Protervo, Daniel C., Filo, Marie, Sol, MBR, Minerva, Roedor, El teta, Sereneider, Samurai Jack o Papipo tienen la misma encarnadura que Juan Echazarreta o Alejandra Pizarnik.
Viven en la letra.


“Decime quién sos vos/ decime dónde vas/ alegre mascarita/ que me gritas al pasar/ ¿Qué hacés? ¿Me conocés...?”
Siga el corso (tango), Letra: Francisco García Jiménez

2 de marzo de 2007

La hija de la lágrima

Hace mucho que no lloro.
¿Será cinismo, indiferencia, o la espantosa certeza de que las cosas ocurren igual, a pesar de mis lágrimas?


Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.

[…]
Federico García Lorca, Poema doble del Lago Edem