Como copiloto soy un fracaso.
Si conduzco voy atenta, pero en el asiento del acompañante me dejo llevar y me distraigo. Así fue como en alguna oportunidad, dirigí nuestro camino a Villa María cuando el destino final era Alta Gracia.
Por suerte R. se avivó a tiempo.
Será porque los hombres han sido cazadores desde el Paleolítico y conservan esa marca original en el ADN, que necesitan hitos, señales y mapas para reconocer el territorio con facilidad.
Y el GPS es el mapa de los modernos pitecantropus que ya no necesitan ir marcando árboles y rocas para poder regresar.
Así, una gallega insoportable fue sustituida por la voz del gordo Casero en la tarea de señalarle a y asegurarle a R. un destino confiable.
Debo reconocer que no me entusiasman los gadgets, que no le encuentro demasiado sentido en lugares donde hay carteles indicadores o se puede preguntar y que me rompe soberanamente la paciencia que una voz obligue ‘a 300 metros gire a la derecha’ y me torture con un ‘recalculando’ si no se me cantó girar a la derecha.
Hasta los políticos se dan el lujo de virar a piaccere sin recalcular los costos.
El hecho es que el domingo pasado fuimos a Gessel, pero parece que el gordo le pasó la posta a la gallega quien nos llevó muy bien, por la zona que muy bien conocíamos y cuando decidimos volver, el moderno cazador conductor del vehículo, reprogramó el aparato con la dirección de nuestra casa.
No sé si la mina enloqueció o si los domingos se divierte a su manera, pero nos llevó por lugares desconocidos, feos, descampados y aunque parecíamos ir en dirección contraria a la ruta, R., que confía ciegamente en los instrumentos, afirmaba que, con seguridad, buscaba el camino más corto.
El camino más corto resultó ser una calle sin salida llena de basura.
Tuvimos que desandar lo andado y volver por donde habíamos venido pero, aún así, en la ruta y sin posibilidad de equivocar los carteles, la gallega nos mandaba para el lado contrario recalculando pal idem.
En la semana regresó Alfredo Casero y toda la familia en paz.
Será por esto de que los hombres son cazadores y aplican con más eficacia las estrategias de orientación, o será que la gallega con las coordenadas cambiadas y fiel al cliché de hombre cazador/mujer recolectora fijó nuestro destino en un basural.
..º..
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,/yo tomé el menos transitado,/y eso hizo toda la diferencia.
El camino no elegido. Robert Frost