31 de marzo de 2007

¿Cómo dice?


En la infancia no sabemos hablar y nadie nos entiende.
En la niñez hablamos, pero creen que no entendemos.
En la adolescencia, nadie entiende lo que hablamos.
En la adultez, hablamos a los adolescentes que no escuchan o no entienden.
En la vejez entendemos todo, no se escucha, no nos escuchan y volvemos a la infancia.



Quienes me conocieron a los cuatro años dicen que era pálido y ensimismado, y que sólo hablaba para contar disparates […] Mi mayor fuente de inspiración eran las conversaciones que los mayores sostenían delante de mí, porque pensaban que no las entendía, o las que cifraban aposta para que no las entendiera.
Vivir para contarla, Gabriel García Márquez.

1 comentario:

armando blog dijo...
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