10 de marzo de 2007

Pocas pulgas en el mercado

El domingo, soleado, pintaba lindo para caminar bajo la sombra generosa de la Plaza Rocha y curiosear los puestos del Mercado de Pulgas, como dicen unos, o Feria de Antigüedades, como dicen otros.
Un juego de cubiertos de plata, para dos personas, recostados sobre un fondo de blando terciopelo azul, me patearon una pena en medio del pecho ¿por qué? ¿que tienen? Pregunta R., extrañado, buscando entre los cuchillos alguna explicación, porque hace rato que ha desistido de encontrarla en mi cabeza. No sé, le digo, me causan tristeza. Sigamos.
Me detengo frente a un puesto que vende caireles.
Amo los caireles. La luz que se descompone al atravesarlos, el clin, clin, suavecito que hacen cuando los acaricia el viento, las distintas formas y colores de esos cristales maravillosos, me seducen y me llevan a un estado de infantil perplejidad. ¿Te gustan? Comprate algunos, dice R. No, le digo, ¿dónde los cuelgo después? Sigamos.
Allá venden partituras musicales, viejos discos de tango, viejos discos de boleros, viejos discos de ¡Los Beatles! mi Dios ¿Los Beatles ya son una antigüedad? R. me dice que compre alguno si quiero. No quiero, le digo, Los Beatles se compran en Musimundo o se bajan de internet. Sigamos.
La siguiente parada fue ante una colección de viejas y bellas carteras y monederos. Esas con cierre de plata (o algo parecido) y cuerpo de malla. Esas que las viejas señoritas llevaban a los bailes. Divinas pero carísimas. Sigamos.
No es lo mismo viejo que antiguo. Hay una enorme diferencia entre basura y recuerdo, no? Una antigüedad es una muñeca de porcelana o un trompo de lata y no esa mugrienta colección de muñecos de plástico, de pelo sintético apelmazado, ojos desorbitados , piel seca, resquebrajada y marrón. Mejor sigamos.
La loza inglesa me puede. Ese juego de té, de cuarteado marfileño y azul, pedía a gritos que lo llevara, la vendedora también. Y si compraba, además, los platos de postre y el grande para masas, hacía un buen precio. R. me dice que, si te parece… Sí, sí, me parece. Me parece que debieras habérmelo regalado y no dejarme la responsabilidad culposa del gasto. Me parece que debieras haber dicho, lo compro. Me parece que no entendiste. Sigamos.
R. compró unas viejas revistas de aviones y una plancha de hierro para regalarle a P. Yo me llevé un colador de té. Una especie de tampón metálico gordo, lleno de agujeros que se abre en la cintura para meter las hebras. Por algo se empieza.
Mientras tanto, sigo tomando café, doble, amargo y caliente en mi taza de porcelana blanca y detestando los domingos.

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Estamos invitados, /a tomar el té, la tetera es de porcelana, / pero no se vé/yo no sé por qué.

Canción para tomar el té, María Elena Walsh


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo ese colador de te.
Pero en mi casa está guardado en el cajón de los cubiertos.

La condesa sangrienta dijo...

¿cómo es eso de "pero"? en mi casa también está guardado con los cubiertos. ¿creía acaso que lo puse en la caja de tampones?? ja

Anónimo dijo...

Me encantan las ferias, no tanto los domingos. Nunca compro nada, esperando encontrar algo similar, más lindo, más barato, mejor cuidado en alguna otra feria, nunca ocurre y me suelo arrepentir de no haber adquirido "eso" en la feria anterior...vaya neurosis ahora que lo pienso

Anónimo dijo...

esos paseos son para su condicion condesa, deje balfour para su maid.

Anónimo dijo...

Solo dos cosas...
1ª Los Beatles se consiguen en musimundo, pero no en vinilo. Eso si ya es una antigüedad, aunque cercana. Me arrepiento del dìa en que mi padre regalò el tocadisco.
2* Paciencia, algunos hombres a veces por querer ser caballeros, compartir opiniones, o ponerno de acuerdo en que vamos a gastar... preguntamos preguntamos y preguntamos.. y eso si, despuès en si gastamos mucha plata en regalos a no decir, dejà de gastar! jajaj

La condesa sangrienta dijo...

Glenda, creo que mi problema son los domingos que me predisponen mal.
Filo, mi condición de malas pulgas domingueras, exigiría (como con los accidentados) esperar que pasen 72hs; por lo tanto, también sería un día de miércoles ¿qué me aconseja?
Sí, Bucéfalo, eran de vinilo y lo triste es que tengo esa antigüedad en casa!
Con respecto al punto 2, tiene algo de razón pero entre regalar y no regalar, opte por la primera opción que lo pone en ventaja, aún en la pelea.

Anónimo dijo...

Mire pensandolo bien, haga como dice la paratideco hagase minimalista, vuelva a babelfour y ahi sentirá como es el reino del , uselounratitoluegotirelo y nuevamente babelfour seguira facturando y ahi ud.lamentará no haber arrancado del bolsillo de R. su billetera, abrazado los platos y echarse a correr!!

La condesa sangrienta dijo...

Este domingo zafé de Babelfour. Un paseo por las afueras con un amigo que detesta el verde y unas empanadas compradas al paso, me salvaron de tan amargo destino.
(y el que arrancó a correr abrazado a su billetera, fue R.)