14 de junio de 2007

En el Nombre del Padre

El viernes nos juntaremos todos: el coro estable de Mar del Plata y los que irán aterrizando desde sus respectivas ciudades. Recibo, mientras escribo esto, la noticia de que a P. y M., se les complica viajar. Pero vendrán, yo sé.Y nos abrazaremos expresando la alegría de encontrarnos. Más flacos, más gordos, más altos, más rubios, más canosos, más pelados o más peludos, tejeremos una cálida maraña de besos y palabras. Y otra vuelta de mate. Y otra vuelta de café a la hora del almuerzo; y un almuerzo demorado en larga sobremesa. Y los más chicos de la casa celebrarán excitados el olvido de su siesta, comerán golosinas a destajo y babearán los muebles con total impunidad protegidos por los brazos de una tía. Los más grandes mostrarán sus fotos, sus libros, sus autos nuevos, sus cicatrices. Contarán sus viajes, sus exámenes, sus proyectos, sus nueve lunas, sus esperanzas. El sábado saldremos en banda a desayunar tardísimo. El Cóndor, frente a plaza Mitre, estirará sus mesas y cortará el ayuno con una orgía de medialunas, brownies, lemon pies, tortas de chocolate, tostados, capuchinos, café con crema, cortados, lágrimas (y risas). El flash de las fotos congelará varios gestos de íntima complicidad y blanda protesta -“che, no me saques cuando como”, “sacale a la nena pero a mí no, que tengo cara de dormida”, “esperá que me pongo los anteojos”-. Y el domingo almorzaremos canelones como le gusta al abuelo o paella como quieren los nietos, poco importa. Celebraremos a los padres en su día y el rito ceremonial tendrá el ritmo festivo que nos es propio. Los más pequeños apurarán el obsequio comprado por mamá y los más grandes recibirán con su regalo, que puede cambiarse el lunes, una cuota extra de amor que no se cambia porque calza mejor si el talle es grande.
Y yo, que no sé de agendas y me niego a festejar por decreto, agradeceré a los padres de la familia y al padre de la bandera, esta feliz conjunción del mes de junio que me permite disfrutar de todos ellos.


...y como si la Lola fuera un reló, de precisa como andaba, vino al mundo, y con una sencillez y una felicidad que a mí ya me tenían extrañado, mi nuevo hijo, mejor dicho, mi primer hijo, a quien en la pila del bautismo pusimos por nombre Pascual, como su padre, un servidor.
La familia de Pascual Duarte. Camilo José Cela

8 comentarios:

Lex, el Eterno Culpable dijo...

y la Condesa, hablará con Dios? ja.
By the way, que la pasen lindo y mis saludos a R. y el T. Y a los más "nuevitos" A y R2

La condesa sangrienta dijo...

Hablé hoy con dios y él habló de sus nuevas creaciones. Feliz en su burbuja y sin remedio jaja.
Mandaré sus saludos, thnks!

Anónimo dijo...

Lindo Blog, Sra. Condesa tiene unos post para sacarse el sombrero, me he muerto de la risa...
Feliz Día a todos los Padres...

La condesa sangrienta dijo...

Gracias John, me alegra que leyera y se riera. Tal vez ahora entienda un poco más a la condesa y su sentido del humor que comienza riéndose de sí misma.
Feliz día para ud. también!

Anónimo dijo...

jaja, muy lindo, no la hacía familiera. Hace 14 años que no paso un día del padre con mi viejo, pero ahora tengo una familia política, muy griega, numerosa, gritona y revoltosa, donde tengo festejo obligado.
Salute para todo el mundo.

La condesa sangrienta dijo...

Glenda, en mi ezquizofrenia conviven varios personajes, ya los iré presentando. Ayer Susanita tomó el micrófono mientras la Condesa desangraba y comía a sus parientes...!
Con mi viejo no festejo hace mucho más de 14 años, ayer lo llamé y seguiremos sin festejar.
Las efemérides son personales ¿no le parece?

Anónimo dijo...

si...muy personales.

Anónimo dijo...

Muy buen post! me encanto...me senti identificada! tkssss