12 de septiembre de 2007

Breves acotaciones para una biografía



Visto desde afuera, podría decirse que soy una persona independiente.
Alguna vez enarbolé tal bandera que hoy he arriado por estúpida y soberbia.
Tengo sí, la independencia suficiente que me otorga la buena salud, algunos saberes y unas pocas pertenencias, pero lejos estoy de ser independiente cuando, en realidad, tantas cosas dependen de mí y yo, de tantas cosas.
Será por eso que las pertenencias materiales no me atan y le hago gambeta a las adicciones (no por temor al descontrol sino por no querer que me controlen).
Las cosas de las cuales dependo son infinitas. La mayoría ni siquiera las conozco y, sin embargo, de tanto en tanto me tocan suavemente el hombro o me golpean las piernas poniéndome de rodillas sin aviso.
Ahora bien, pierdo gustosa mi autonomía de vuelo en virtud de afectos y lealtades, de gustos personales y de la feroz voluntad que me obliga a pagar cada factura.
Elijo algunos lazos, otros me eligen e intento que sean leves y flexibles como una cinta de seda o como una cadena con eslabones de espuma.
Pero en estos días el peso del débil es agobiante
Su debilidad jala con tanta fuerza, que asfixia.

No, no, no. No soy una persona independiente.
Apenas un espíritu libre que le pone alas a la realidad.
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La ficción ya está aquí. La tarea del escritor es inventar la realidad.
J.G.Ballard

10 comentarios:

El Caballero de la luna dijo...

Exactamente en la marca que puse en la última página leída ayer, encuentro:
"Corazón encadenado, espíritu libre.- Cuando se encadena el corazón y se le tiene cautivo, se puede conceder mucha libertad al espíritu. Ya lo he dicho otra vez. Pero, a menos que lo sepan ya, nadie me cree".
Nietzche dixit. (Más allá del Bien y del Mal)

Anónimo dijo...

A veces me pregunto qué grado máximo de independencia podría lograr efectivamente. Y claro, siempre la misma respuesta: no mucho. Y es tanto el peso de esas infinitas entidades de las que dependemos, aun sin conocerlas (y mejor no hacerlo) que me suelo contentar con la poca libertad que me queda.
Sólo confió en mi espíritu anacoreta que en algún plano de esta existencia está en permanente búsqueda de la independencia absoluta.

La condesa sangrienta dijo...

Más allá del bien y del mal, ahora que lo sé, le creo.

Pienso que difícilmente la independencia absoluta se dé en el plano de esta existencia, pero hay interesantes líneas de fuga, Angel.

José Soriano dijo...

No creo que la independencia o la libertad sean posibles sin un contexto idem que lo permita de verdad. Su espiritu libre acompaña en esta mañana de lluvia mi desesperanza por no haberlo logrado. En todo caso su texto es muy bello y apreciado.
fraterno
js

La condesa sangrienta dijo...

Fraterno José, es un enorme gusto tenerlo por aquí en esta tarde marplatense, también lluviosa.

Anónimo dijo...

Bueno, tomaré en cuenta esto para elegir su nombre.

Pero me la pone difícil, eh?

Después le comento.

F e r n a n d o dijo...

Muy lindo texto Condesa, a veces las circunstancias nos inducen a que seamos autónomos. Creo que lo más noble es no crear dependencias, o al menos intentarlo.
Todo un tema. Le mando un beso grande y que tenga re lindo fin de semana, a pesar de esta lluvia que nos hace depender del techo.

Desirée dijo...

"Apenas un espíritu libre que le pone alas a la realidad". Me encantó la frase, y me pareció una buena manera de condensar tanto significado, no? El vientecillo de la libertad me llegó hasta acá.

Estrella dijo...

Muy buena la cita, elegida para ese texto casi perfecto. Condesa, la estoy admirando cada día un poco más.

La condesa sangrienta dijo...

Estrella: deben ser las buenas compañias las que mejoran mis textos. Gracias!