.
.
A veces no sé por dónde me pasa la vida.
En algunos momentos siento que irrumpe, me atropella, me gira y me eleva con la fuerza de un ciclón.
En otros, la veo pasar suavemente por el rabillo del ojo, rozándome apenas como el murmullo de un arroyo escondido.
En ocasiones se interna y se enquista tanto, que la siento bullir con la furia de un río de lava.
Se condensa en un segundo o se concentra en una pupila.
Camina, se arrastra, se yergue. Rueda, gira, vuela, baila.
Grita y calla. Abraza y expulsa.
Lamenta y celebra.
No sé por dónde pasa la vida, mi vida.
Decime.
··º··
Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, / déjate enlazar de fuego, de silencio ingenuo, de/piedras verdes en la casa de la noche, / déjate caer y doler, mi vida.
POEMA 35. Alejandra Pizarnik