9 de diciembre de 2010

Ausente Con Aviso

Hay períodos en los cuales todo llega atropelladamente y en tropel. Familia, emociones, trabajo y tareas desbocadas que superan muchas veces la capacidad de asimilar o cumplir con todo.

Eso me ha pasado.

Y a quienes se preocuparon, les cuento que mi silencio obedeció a felices acontecimientos, variadas ocupaciones y que la casa está en orden, aunque despelotada.

Con poco tiempo para escribir, me he tomado el atrevimiento de subir un precioso comentario de Carlos G., hoy blogger invitado.

Que lo disfruten.

..º..

¡Westale de for!

“Es la época en que Ramos Mejía era apenas un pueblo en el que las gentes sacaban la silla a la puerta de sus casas las noches de verano y los chicos perseguíamos mariposas de día y “bichitos de luz” por las noches.
Tiempos de la “fogarata” de San Pedro y San Pablo en alguna esquina.
Los chicos de la cuadra se agrupaban por edad; los más grandes se juntaban en la esquina a fumar y hablar de cosas de grandes, o jugaban partidos de futbol en la calle. Los más chicos formábamos una banda con un “jefe” que era quien decidía a qué se jugaba, y cuándo (escondida, mancha, poliladron, “convois”, etc.).
El jefe de mi banda era un tal Carlitos P. y la circunstancia que lo convertía en jefe no era otra tal que en su casa poseía el único televisor del barrio; se estaba bien con él o no veías los dibujitos o Lassie o Rintintín.
El pibe era grandote y fuerte, más bien tonto, y cuando se reía lo hacía apretando los dientes y resoplando burbujas de saliva mientras sacudía sus hombros arriba y abajo.
Como yo venía en formato tirando a rebelde, las más de las veces perdía el derecho a ver la tele por no allanarme a las decisiones del “jefe”.
Ahí me quedaba sentado en la puerta de mi casa mientras el resto de la banda veía la tele hasta la llegada del noticiero de las 7 de la tarde hora en que la madre de Carlitos P. entonaba invariablemente la cantinela del “tasa tasa, cada uno para su casa”.
Pero yo me vengaba.
Una de las formas fue inventarme un inexistente y particular conocimiento de la lengua inglesa según la cual “westale de for” significaba literalmente hijo de puta.
Seguidamente se le trasmitía al “jefe” el secreto conocimiento para que éste pudiera “insultar” a los gritos e impunemente a cuanto caminante o ciclista acertara a pasar por la calle.
Alla iba Carlitos P resoplando su risa burbujeante y a los gritos: ¡westale de for!, ¡westale de for!.
De ese ridículo sólo yo disfrutaba mientras el jefe se desgañitaba y el resto le festejaba la picardía.
Entonces yo también sonreía.”

Carlos Gatabria

22 comentarios:

Rob K dijo...

Me encantó el post de Carlos G.

Saludos.

Mari Pops dijo...

el otro dia cuando lei el comentario de Carlos Gatabria pense: es un post en sí mismo
Hermoso y yo tambien adopto la expresion como Opi!

Marina Judith Landau dijo...

También cuando lo leí pensé que el comentario merecía ser publicado como post. Una joyita.
Abrazos.

Carlos G. dijo...

Qué bueno que les haya gustado.
Es una historia que sólo mis hijos y mi esposa conocían, y que siempre les ha causado mucha gracia.
Pero la publicación como post en este blog es un tanto exagerada; aún así, muchas gracias Condesa.

Clau dijo...

Conde: no me extrañó que no posteara porque imaginé andaba a mil, y la entiendo, somos dos.
El comentario (no lo leí, debo confesar) devenido en post de Carlos G. es sencillamente maravilloso, me encantó, a mí, que me encantan los recuerdos.. eso me enseña que hay que leer todo, hasta las letras chicas, de lo contrario uno se pierde de mucho.
Un beso, señora, mis felicitaciones a Carlos G., que si no tiene blog o lugar donde cuente sus historias es una verdadera pena. No sea egoista! Comparta :)

Betina Z dijo...

Vamos, hombre, no sea tan modesto: claro que su comentario era digno de convertirse en post. Lindísima la anécdota y qué bien contada... Ese Carlitos P. se tenía bien merecida su venganza. Y usted, ¡tan chiquito y tan sutil para consumarla!
Felicitaciones: al niño que fue y al adulto capaz de evocarlo con tanto encanto.

Y usted Condesa, haga tranquila: ya ve qué buen relevo le salió :)

Alelí dijo...

pero que linda manera de recordar la niñez!

lo vi en sepia y todo!
un encanto!

La condesa sangrienta dijo...

Carlos G: es una historia preciosa y tan bien contada que daba pena dejarla en la contratapa. Lo pinta de cuerpo entero, ya desde la infancia.
Y no me equivoqué porque Rob K, Marina, Mary, Betina, Clau y Alelí pensaron lo mismo al leerlo.
La agradecida soy yo.
un abrazo.

Clau: totalmente a full, ud. sabe de estas cosas. Ahora también sabe la importancia de leer la letra chica. Evita sorpresas a futuro...!
beso grande.

Betina Z: hace tiempo publiqué un post con una selección de buenísimos comentarios. Inteligentes, graciosos, emotivos o desopilantes muchas veces, es una pena perderlos.

Alelí: voy a salir en defensa de Carlos pero me parece que más que sepia, pertenece a la época de la foto en blanco y negro jajajajaj
un beso, amorosa.

La herida de Paris dijo...

Carlos G en el blog de la Condesa. Un verdadero lujo navideño.

Saludos.

Estrella dijo...

Me parece que es hora de que Carlos G. abra un blog para que nos cuente más de estas historias. Yo, por lo menos, me quedo con ganas de ¡más!

Carlos, sos un comentarista de lujo, sabelo, ¿¿no Condesa??

Yoni Bigud dijo...

Muy bueno. Me alegra que esté atiborrada de acontecimientos felices. Eso es algo fantástico y no muy frecuente.

Un saludo.

T.M. dijo...

Que suerte Condesa!!!! que sea por felicidad y ocupaciones varias la que la tienen alejada de su blog, pero a no desesperar pues mi vecino y colega se merece la oportunidad de este espacio. Que puedo decirle a Carlos G. me hiciste recordar mi infancia y sonrío con los deliciosos recuerdos de tu infancia. Un abrazo.

Betina Z dijo...

Condesa, visité la selección, qué gran bonus track! No hace tanto que frecuento su maison, y hay varias habitaciones cuyas puertas aun no he abierto.... Gracias por invitarme a conocer esta.
Un beso

Unknown dijo...

Me contaste esta historia alguna vez (y alguna vez te pedí que me la contaras de nuevo).
No me canso de escucharla. Cada vez es como la primera.
Hoy disfruto de leerla acá y disfruto también de que a todos les guste tanto como a mí.
Gracias a la Condesa por publicarla!
Florencia G.

La condesa sangrienta dijo...

Opi: ha sido para mí, un hermoso regalo de Navidad.

Estrella: es un comentarista de lujo y un querido amigo invisible.

Yoni: momentos felices que brillan como perlas en medio de tanta actividad y desorden.

TM: su vecino y colega debería tener un sitio donde publicar esas lindas historias que, mientras tanto, rescatamos desde aquí.

Betina Z: ¿vió que maravilla? las habitaciones de esta casa están llenas de palabras amigas, siga buscando!
un beso

Hola Florencia, bienvenida! la agradecida soy yo por habernos permitido compartir esa hermosa anécdota familiar (tu viejo un grande, ya de chico)
beso y gracias por pasar.

Carlos G. dijo...

Florencia G. es mi hija mayor.
¿Se nota mucho?
¡Cartón lleno!
:)

La condesa sangrienta dijo...

Claro que se nota y lindo tenerla por acá!
un beso

Clau dijo...

18!

Luchernaga dijo...

yo tambien adhiero al exito que ha tenido el post del blogger invitado Carlos G., claro que debiera tener un blog personal... siempre me acuerdo de esta historia, y se la he contado orgullosa a algunos amigos para reirnos juntos de la picardia e inteligente venganza...
Gracias Condesa!!

La condesa sangrienta dijo...

Clau: el 22! ése es el número que quiero saltar.

Sinar: ¿también sos hija de Carlos? gracias a uds. por venir y compartir esta genial anécdota.
un beso.

Carlos G. dijo...

Disculpe Condesa, Lucila (¿Sinar?) vive en Mallorca y las noticias (como al resto del 3er. mundo) le llegan más tarde.
Pero no se preocupe hijas no tengo más que dos y Damián (si, aquel de la cremallera trabada) no creo que aparezca por aquí...

Saludos
:)

La condesa sangrienta dijo...

No me preocupo, al contrario. Todos los Gatabria son bien recibidos (y falta Lila todavía jajajaj)
un beso para toda la familia.