24 de febrero de 2007

Ranulfo y yo


Ranulfo es pequeño, pelado, suave. Tiene cara redonda y unos ojos rasgados que se pierden en dos guiones cuando sonríe tímidamente.
Parece chino, creí que era boliviano pero R. dice que es paraguayo. No puedo saberlo porque anda en silencio y ésa es la única patria que compartimos por el momento.
Arregla goteras, repara puertas, pinta paredes y, al ritmo del serrucho, convierte en aserrín los últimos retazos de mi sueño ; ahora anda lagrimeando cemento entre las flores del patio y mi jazmín ya ha presentado quejas.
Ayer se le animó a mi distante cortesía y preguntó “¿dónde puedo conseguir lo que usted escribe?”. Dijo que “le gustaba la poesía del campo” y que “había leído a Bécquer pero no lo entendía”. Para abreviar, le contesté que “ni idea” (no tenía ganas de explicar mi literaturicidio ni podía decirle que si no entendía a Bécquer difícilmente me entendiera a mí, que no tengo quién me explique).
Hoy, con la cara resplandeciente y una sonrisa enorme, me alcanzó dos de sus tesoros (Arquetipos de Laguna Blanca de Mario Bejarano y De la vida y del corazón, de Silvia Watteau) pidiéndome, por favor, que los devuelva el lunes.
Había cambiado. Ni chino, ni boliviano ni paraguayo.
Ranulfo es pequeño, pelado, suave…y ama la poesía.
Es compatriota.


LA ACTITUD

Sólo lo hiciste un momento.
Mas quedaste, como en piedra,
haciéndolo para siempre.

Juan Ramón Jiménez, Canción, (1936).
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ranulfo es platero!!!!

La condesa sangrienta dijo...

No diga burradas, Filo. El platero es Pallarols!

Anónimo dijo...

Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!! es inagotable su inspiracion!!!!!!!!!!!!!