30 de abril de 2007

The sounds of silence

Este fin de semana vinieron/estuvieron/comieron/convivieron/entraron/ salieron/ saludaron y pasaron por casa, 15 personas y cinco personitas (dos bebés y tres menores de cinco años).
¿Cuándo puede uno disfrutar de un poco de silencio si no es entre la 1 y las 3 (o 4) de la madrugada?
Así que dejen de preguntarme por qué me acuesto tan tarde.

Guernica

El Guernica de Picasso conmueve por la enorme elocuencia del silencio. La pintura congela el grito, representa el dolor que rasga las entrañas y concreta el alarido ahogado por su propio martirio.
El ojo frío, con la pupila convertida en lámpara eléctrica, es un dios desacralizado que observa impávido el horror: cuerpos destrozados, ojos abiertos, manos crispadas. Un caballo y un toro gritan la España que sangra en el ruedo novedoso. Una mujer llora la muerte de su hijo, en una suerte de moderna Piedad. Un brazo sosteniendo un quinqué, una herradura de la suerte, una espada rota y una flor, cristalizan el cuerpo fragmentado y la descomposición de la sociedad en guerra. Las bocas abiertas detienen el sonido. No hay relinchos, ni bramidos ni gritos y, sin embargo, la tragedia se explica por sí misma.
Herraduras de la suerte.
Espadas rotas.
Flores.
No ha sido suficiente.

De aquel trueno, de aquella / terrible llamarada / que creció ante mis ojos, / para siempre ha quedado, / confundido con el aire, /un polvo de odio, una / tristísima ceniza / que caía y caía / sobre la tierra, y sigue / cayendo en mi memoria, / en mi pecho, en las hojas / del papel en que escribo.
Queda el polvo. José Agustín Goytisolo.

28 de abril de 2007

Libre estacionamiento


Detenida por el semáforo de la Avda. Luro, divisé un huequito para estacionar justo en la puerta del lugar adonde tenía que ir. De inmediato clavé balizas. Cuando el verde dio paso, avancé lentamente hacia el glorioso hueco y quedé paralela al otro auto dispuesta a estacionar de culata. En ese momento, una insoportable andanada de bocinazos histéricos interrumpió mi estado de gracia (y de… gracias a Dios que encontré este lugar en pleno centro en pleno verano). El espejo retrovisor me devolvió la imagen de un señor enojadísimo, al borde del infarto. Le hice señas de que estaba por estacionar y que las balizas debieran haberlo enterado de tal cuestión.
El hombre seguía gritando y yo quedé esperando que retrocediera para poder estacionar. La situación se prolongó por varios minutos hasta que finalmente el energúmeno se fue no sin antes putearme a destajo y mandarme a lavar los platos, seguramente. Por las dudas, lo saludé con el dedo mayor de mi mano izquierda apuntando al cielo. Estacioné impecablemente, entré al negocio y estaba esperando que me atendieran cuando entró el mismísimo fulano que cruzó conmigo una mirada sorprendida. Ajá ¡mirá vos! Así que no era un problema de género, ni de impericia en el manejo, ni de infracción de tránsito. Era sólo una cuestión de lugar.
Algunas personas no soportan que ocupen espacios que consideran propios. Se obnubilan cuando alguien toma el volante y maneja la situación. Entonces adoptan el discurso de la fuerza, de la descalificación, del insulto. Tratan de intimidar y atropellar. Embarran la cancha y crean confusión en procura de unos fuegos artificiales que iluminen su pobre ego minimizado.
Estos provocadores de cotillón no me asustan y estaciono donde quiero, si encuentro lugar y no hay cartel de prohibición.
El que quiera oir, que oiga.

Si te quiero es porque sos/ mi amor, mi cómplice y todo/ y en la calle codo a codo/ somos mucho mas que dos.
Te quiero. Mario Benedetti

26 de abril de 2007

Mi amante



Con ganas de restituir a El Amante su auténtica estatura, volví a releer el texto de Marguerite Duras.
El título del libro pareciera ser anuncio del eje o centro de la historia, la suya, sin embargo no es el amante lo central. Tan sólo una otra mirada desde la cual construir la identidad.
El deseo en los ojos de la niña, el descubrimiento, la cristalización y la trayectoria de ese deseo, devuelven la imagen especular, ahora desde la mirada del hombre. La pequeña descubre la fuerza del deseo. Sabe. Ejerce el poder, da vuelta y deconstruye el discurso falocéntrico. El espacio silencioso asignado a la mujer ejerce violencia desde el signo y se hace presente.
Un erotismo íntimo, moroso, implícito, surge de entre los pliegues de la escritura. La mirada suspendida en el fondo de los ojos…el olor de caramelo, de jazmín, de incienso…el ruido de la multitud y el silencio de los amantes. El llanto y el dolor asimilados al goce. Los sentidos abiertos. El erotismo, negado históricamente a la mujer, impregna todo el texto y Duras hace público el espacio privado de lo femenino, no ya desde la oposición negativa sino articulando la pluralidad de idénticos.
El texto va mucho más allá de los (estériles) tópicos feministas; delata la impronta de mujer y construye una subjetividad femenina que no enfrenta ni jerarquiza opuestos.
El viejo Amante no me defraudó porque inventa el deseo cada vez. En silencio.

Sí creo que él no sabía, descubre que no sabía.
......
La mira. Con los ojos cerrados la sigue mirando. Respira su rostro. Respira la niña, con los ojos cerrados respira su respiración, ese aire cálido que ella exhala.
El amante. Marguerite Duras

House sweet home

Está en casa de su ex-esposa. Ella le recrimina procedimientos incorrectos, ajenos a la ética de la profesión. Él, que todavíaestáenamorado, le tira onda (acidez/sarcasmo/ironía) pero ella, mientras lo acompaña a la puerta de salida, le recuerda que ya tiene compañía en su cama, en su casa y en su vida.
Cuando pasan por el baño, él extiende la mano, levanta la tabla del inodoro y se retira satisfecho.
Esa sutil hijaputez no merece otra cosa que un aplauso, Dr. House



Porque sin ser tu marío/ ni tu novio, ni tu amante/ soy el que más te ha querío,/ con eso tengo bastante.
La profecía. Rafael de León

24 de abril de 2007

Un amante a dieta



Algunos blogs venían anticipando el comienzo del programa de cine El Amante TV, y recién ayer lo pesqué en una de sus repeticiones. Prometía “grandes polémicas” y “una mirada provocativa e incorrecta”, se vendía como una escuela de crítica; el tópico comida y cine me interesó y pensé que sería un buen instrumento para desasnarme un poco.

Ví a Noriega y Panozzo comer sentados en una escalera, comentando sobre sopas y billetes. Vi a Trerotola y a su alter ego promoviendo insólitos banquetes dentro de la sala, vi al Chavo Fucks defendiendo la libertad de importar panchos desde la calle, ví otro flaco al cuadrado, del que no recuerdo el nombre, hablando de pochoclo, ví la entrevista a Eduardo Rojas que contó su relación cine/misa/comida/hostia, ví dialogar dos culos horribles, ví gente comiendo en bares porteños, ví unos orientales saltando sobre cacerolas y esquivando arañas o cangrejos, no pude distinguir bien porque me distrajeron las recomendaciones que pasaban sobre las imágenes: vea “La gran comilona” comente con sus amigos y con nosotros, trate de conseguir “Tal película” cuya copia no se ha editado aquí, “La fiesta de Babette” es una gran olvidada, etc .
El contenido me pareció superficial y pobre, subsumido por una estética que tampoco me gustó. La comida quedó por las afueras del cine.
Quedé pensando en esta escuela de crítica que sólo criticó menúes y merchandaising. Quedé pensando en que me tragué flor de sapo y quedé con hambre.


“Dirige todo De Sica y no le pierdo pisada. Se me ha abierto el cielo viéndolo dirigir a los actores, algo inolvidable. […]Es una experiencia maravillosa ver cómo prepara las escenas y qué tipo de indicaciones da, era muy parecido a lo que me imaginaba y me ha abierto muchísimo los ojos.”
Querida familia. Manuel Puig

21 de abril de 2007

La mesa está servida

Uhhh ¡qué tarde se hizo! ¿se quedan a cenar? Sí, sí nos quedamos, pero no te pongas a cocinar (ni pensaba, man), pedimos algo y listo ¡Listo! Gran cosa el delivery. De acuerdo en deliverar, deliberamos y optamos por pedir empanadas.
Antes de llamar a LM (no voy a pasar el chivo, este blog carece de auspiciantes), hacemos un minucioso relevamiento de los gustos particulares ¿a vos qué te gusta? A ver… Decime que voy anotando: de pollo, de roquefort y nuez, de humita, con 4 de cada una vamos a andar bien, me parece ¿Cuántas de carne? ¿de carne picada o cortada a cuchillo? Qué se yo! Dale, mové. Bueno 4 y 2. Seguimos ¿qué más? ¿vos? A mí pedime 2 de tomatina ¿y eso? Muzzarella, albahaca y tomate. Ah, yo quiero! Tachame las cortadas a cuchillo y cambialas por 2 tomatinas para mí también. Qué rompe bolas nena, ¿no querés que te tache la doble también? pará que borre para no confundirme. ¿cuántas van? ¡Qué sé yo! Che no anotaste de jamón y queso para mí. ¿cómo vas a pedir de jamón y queso? Es la empanada más boluda del mundo. Boludo vos, a mí me gusta y punto. Pedime un par, ok? Ok. Y pa’ y probar y redondear metele 6 marplas ¿marplas? Sí, marplas. Rellenas de muzzarella, palmitos y salsa golf. Qué asco, salsa golf caliente. Callate vos... jamón y queso…andaaa
Las empanadas llegan al rato doradas y calentitas y nos repartimos esos identikits que permiten individualizarlas. Es fácil. Las de carne tienen el repulgue común. ¿y las cortadas a cuchillo? Esas tienen el mismo repulgue y además una colita. No veo la colita. Buscala donde termina la espaldita. ¡Idiota! Je. Las de pollo vienen con el repulgue arriba, como con raya al medio ¿ven?, las de jamón y queso vienen como unidas a pellizcones, las de roquefort están ensimismadas ¿qué decís? Digo que los dos extremos se unen, abrazadas casi como una rosca. Ah! Las de humita también vienen con raya al diome pero tienen una costura en zigzag. A las tomatinas le interrumpen con un piquete la mitad del repulgue (que no es el rulito habitual sino que está hecho con tenedor) y a las marpla también les piquetearon el camino pero tienen orejitas en cada peaje. Bueno, listo vamo’a entrarle porque me muero de hambre che. Ay, mierda, esta tiene raya al medio pero no veo si tiene zigzag. ¿Ésta está ensimismada o abollada? ¡Qué sé yooo! Loco ¿alguien puede decirme si a ésta le hicieron piquete o le rompieron la colita? Aquella que tiene un ombligo de qué es? No es un ombligo, le zamparon bruto dedo ¿no te das cuenta? No hermano, no me doy cuenta. El dibujito está muy lindo pero cuando salen del horno todas son parecidas, como operadas por un mismo cirujano. Vamos que se enfrían. Están buenas, sí. ¿dónde están las de jamón y queso? Ahí fijate. No, no, esa es de pollo. ¿no te la estarás comiendo vos, eh? ¿Yooo? Hubiese jurado que era de humita, aunque no sé, a ver…esto negro parece una aceituna…

Cuando mi abuela amasaba empanadas, las hacía de carne, separaba para los chicos las que no tenían pasas de uva y punto. Las de atún y dulce de membrillo se comían en Pascua. No había confusiones ni discusiones.
¿Desde cuándo comer empanadas se convirtió en una Odisea sin Marley? ¿En un“Elige tu propia aventura” gastronómico? ¿En una búsqueda del tesoro?
No sé, pero mejor me apuro porque ya han servido el helado y creo que alguien se está comiendo el mascarpone con frutos del bosque que pedí especialmente.



“Pero de algo sí que estoy seguro: siempre se deben administrar los venenos antes de las comidas, ya que en el estómago vacío actúan mucho más rápidamente y de este modo también es bueno para el envenenador, dado que necesitará utilizar sólo una dosis pequeña, y también para el anfitrión, que no verá interrumpidas por la agonía de la víctima las diversiones que preparó para sus invitados.”
Apuntes de cocina. Leonardo Da Vinci

19 de abril de 2007

Cadáver(es) exquisito(s)

El “chinito” que se cargó a 32 en Virginia, resultó ser un coreanito. Pero, bue…se’igual. Todos los “negritos” están en la misma bolsa y no es fácil distinguirlos (podría corroborarlo Jean de Menezes, aquel de Londres. Si pudiera) .
Estamos preocupados… ¿qué hacer? Mejor prohibamos a chinitos, negritos y chicanitos el ingreso a las universidades ¡tenemos un noble motivo! ¡fuck off, God save America! Freedom.
Ah...pero el discurso de no prohibir ¿dónde queda? mmmmm mejor aumentémosles la matrícula y neguemos visas. Ahora sí. Ahora no discutamos la libertad de comprar y portar armas. O la discutimos más adelante. O que cada estado la discuta de acuerdo a las masacres que supo conseguir. O al número de negritos que figura en el último censo. O al voto de las minorías. Somos custodios de los derechos individuales. Portavoces de la libertad.
Carlitos Heston llevaba un rifle debajo del Manto Sagrado ¿habría que prohibirle el manto o el rifle? No, no. La gente hubiese seguido amando y matando igual. Prohibido prohibir. Además, en cualquier momento se muere y sus dedos estarán fríos y secos de verdad. ¿lo enterraremos con el rifle o con el manto? Con los dos, mejor.
La gente muere en genocidios, en masacres, en accidentes, en guerras; muere de hambre, de frío, de cáncer, de SIDA.
La gente muere.
Indefectiblemente, ineludiblemente.
Esto sucederá, prohíbase lo que se prohíba, de acuerdo, pero no se puede banalizar ni minimizar la cuestión. Correr el eje homologando a Kirchner con el coreano o establecer paralelismo entre estas muertes y otras muertes, resulta falsamente provocador, estúpidamente demagógico y expresamente tonto.
(Por si no se entienden estos pensamientos descolgados, aclaro que este post fue, en realidad, un comment abortado)
___
Yo denuncio a toda la gente/ que ignora la otra mitad,/ la mitad irredimible/que levanta sus montes de cemento/ donde laten los corazones/ de los animalitos que se olvidan/ y donde caeremos todos [...]
New York (Poeta en Nueva York) Federico García Lorca

18 de abril de 2007

Mon père


[...]
Patio que ya no existe. La mojada/ tarde me trae la voz, la voz deseada,/ de mi padre que vuelve y que no ha muerto.

La lluvia. Jorge Luis Borges.



17 de abril de 2007

Carla 2 - Olivia 2


Pintura de Salvador Dalí, Muchacha en la ventana (1925)

The thing I am


…y sí.
Soy guarra y delicada. Vulgar y distinguida. Mezquina y generosa. Masculina y femenina. Niña y adulta. Odiosa y simpática. Solitaria y sociable. Cruda y diplomática. Estúpida y sabia. Ignorante e informada. Fuerte y vulnerable. Selectiva y amiguera. Realista y soñadora. Obstinada y maleable. Moral y desprejuiciada. Distraída y concentrada. Cínica e inocente. Sarcástica y complaciente. Irascible y mansa. Insoportable y tranquila. Hiperbólica y sencilla. Práctica e idealista. Impiadosa y compasiva. Excluyente e inclusiva. Trágica y cómica. Cuerda y alienada. Alegre y melancólica.
Soy cursi y elegante.
Soy egocéntrica asumida,
y por eso este post.
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“En ellos, toda yo soy otra, fuera de ciertos pequeños detalles: el humor, los tormentos, las pruebas supliciantes...
"Carta a su amiga Ivonne Bordelois, Alejandra Pizarnik.
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[...] Soy la carne y la cara que no veo [...] Soy a veces la dicha inmerecida [...] Soy el que sabe que no es más que un eco [...] Soy acaso el que eres en el sueño [...] Soy la cosa que soy. Lo dijo Shakesperare/ Soy lo que sobrevive a los cobardes/ y a los fatuos que ha sido.
The thing I am. Jorge Luis Borges.




14 de abril de 2007

La vuelta al juego en 80 julios




Respondiéndole a un blogger, dije una vez que yo era “un modelo para armar” y ahora, buscando una cita de Cortázar (que no encuentro, coño!), he estado dando vueltas sobre ese concepto. Sobre la idea que tienen algunas personas de que madurar es sinónimo de completar. De llegar a un punto y quedarse ahí en su propio techo.
La plena conciencia de ser un individuo inacabado e incompleto, me otorga movilidad y dinamismo. Me permite buscar respuestas a preguntas insondables, descubrir mundos maravillosos y jugar, como los niños.
La niña que tengo rompe lo establecido, esparce los fragmentos, salta entre ellos, se oculta, reaparece, arma y desarma en espera de una mirada cómplice que la descubra y se sume a la fiesta.
Esta niña juega ahora el juego de los blogs. Aprende y se sorprende con esta nueva forma de representación, donde la noción de lo lúdico puede estar imbricada con la noción de literatura. Y así, la escritura construye un yo al que trata de inventarle la palabra cuando estalla en muchos otros con otros.
Esta niña, como Alicia, atraviesa el espejo y juega con conejos, con perros, con diosas de la mitología, con roedores, con condesas, con autos que hablan, con guerreros, con cronopios y piantados.
Esta niña que conservo y cuido amorosamente, se divierte desarticulando la burocracia del espíritu, quebrando su línea recta. Pone en marcha los relojes de papel y tinta y abre la puerta para ir a jugar.
Están invitados.


“… de ahí a lo lúdico no hay más que un paso. Porque quien tiene sentido del humor tiene siempre la tendencia a ver en diferentes elementos de la realidad que lo rodea una serie de constelaciones que se articulan y que son en apariencia absurdas.”
Cortázar/escritos/charlas. p.6

12 de abril de 2007

El tamaño importa



En los hombres me importa el tamaño de:

-las manos
-los pies
-la boca
-el perro
-la generosidad
-el sentido del humor
-la sensibilidad
-la inteligencia
-la ternura
-el entusiasmo
-el apasionamiento

Todo lo anterior lo prefiero en medidas generosas.
Mentiría si dijera que el tamaño no me importa
.

Joya, nunca taxi


Habíamos quedado en que yo pasaría a buscar a su mamá. Mc. estaría en el teatro preparando la función anual, organizando el vestuario, la música y el último ensayo; tendría que salir con anticipación de su casa y no tenía sentido llevar a “Rous” tan temprano quien, por otro lado no pierde ocasión de organizar la vida ajena. Bah… la vida de su hija que pelea por quedar lo más ajena posible. De cualquier manera no era momento para nervios extras y a mí no me costaba nada llevarla en el auto.
Así quedamos y, un rato antes de salir, Mc. Me llamó para preguntarme si también podría pasar a buscar a la mamá de V. Le dije que sí, obviamente. Además, si las dos viejas conversaban entre ellas yo quedaría liberada de participar en ciertas conversaciones y preguntas indiscretas. Llamé a la señora que me esperó puntualmente, perfumada y con la carterita colgada del brazo.
Cumplí mi función de transporte maternal seria y responsablemente. Con prudencia en el andar y prudencia en el putear, llegamos al teatro. Acompañé a Rous y a la mamá de V., las dejé sentaditas y a salvo en su butaca (faltó que les comprara golosinas) y después hice la mía.
La misión encomendada había terminado exitosamente. Luego ellas, todas, Mc., V., la mamá de V. y Rous volverían juntas por su cuenta y en su auto.
Pasados unos días, nos juntamos a evaluar la presentación y de repente, entre mate y mate, recordando de pronto, Mc. me preguntó: ¿boluda, qué te pasó? ¿por qué no fuiste a buscar a la mamá de V.? Mi sorpresa fue mayúscula y le dije que sí, que había ido y que la había llevado.
Entre carcajadas e insultos que podrán imaginar me dijo: Nooooo, te pedí que buscaras a la mamá de Verónica y vos llevaste a la mamá de Valeria!!!

(No sé qué habrá hecho la pobre mujer ni tampoco sé cómo se llama, pero el nombre de su hija significa “flor ornamental” y me suena que a ella la dejé de adorno.
O de florero).




[…] Y esta espera es otro modo de presencia/ La espera de mi retorno […]
Ando en viaje dando un poco de mi vida/ A ciertos árboles y a ciertas piedras/ Que me han esperado muchos años/Se cansaron de esperarme y se sentaron
La poesía es un atentado celeste. Vicente Huidobro

11 de abril de 2007

Singin' in the rain



Llueve.
El cielo está gris y no promete rubores.
Llueve.
Afuera.
Adentro.
El alma se agita.
Me llueve.
(apareció una gotera lpm)


I'm singing in the rain/ Just singing in the rain/ What a glorious feeling/ I'm happy again/ I'm laughing at clouds/ So dark up above/ The sun's in my heart/ And I'm ready for love
Singin’ in the rain (canción)Gene Kelly

10 de abril de 2007

Leer esto trae mala suerte

-No como (ni cocino) ñoquis el 29.
-No armo el árbol de Navidad el 8 de diciembre.
-Me encanta el número 13.
-Rompí un espejito ayer.
-Derramé sal, millones de veces.
-Corto cuanta cadena o novena me llega.
-No compré huevos de Pascua.
-Abro el paraguas dentro de casa.
-Olvidé como se corta el mal de ojo.
-Paso debajo de las escaleras a propósito.

Lo bueno de vulnerar convenciones y supersticiones es que si alguna desgracia me acontece, no podré atribuirle el mérito a nadie más que a mí misma.
Mientras tanto, gozo de una completa libertad.

_____
El talismán de tu piel me ha dicho/ Que soy la reina de tus caprichos/Yo soy el as de los corazones/ Que se pasea en tus tentaciones/ El talismán de tu piel me cuenta/Que en tu montura caerán las riendas
Talismán, Rosana

9 de abril de 2007

M con todas las letras

Mariano había venido a Mardel por pocos días y como habitualmente tiene más ocupaciones que tiempo, llamó por teléfono para encontrarnos un rato a la tarde. Yo tenía que cursar ese día y él no tendría otro libre así que acordamos vernos en un café. Uno de esos lugares lindos y escondidos que sabe descubrir. Stradivarius, en la diagonal Pueyrredón, a las cinco y media ¿Te parece? Me parece, ahí nos vemos.
Salí de la facultad apurada, con frío y con hambre. Era temprano, calculé, pero caminé rápido por la diagonal para abrigarme del viento cruzado y entré al lugar establecido. Pedí café y me puse a leer unos apuntes para amortiguar el frío y la espera. Entré en ese limbo acolchado que suelo frecuentar hasta que de pronto algo –no sé qué- me rescató y me sentó bruscamente en la realidad de la tarde fría. Levanté la vista, la paseé por el local, por la mesita de fórmica, por los sobrecitos de azúcar sin abrir y me sentí extraña y ajena -o tal vez pensé que ese lugar era extraño y ajeno a Mariano. Llamé a la camarera para preguntarle si podía decirme la hora y si estábamos en Stradivarius. Me contestó lo que para ella era una obviedad: que eran las cinco y cuarto y que no, que Stradivarius estaba en la otra esquina.
Pagué de inmediato, salí, caminé media cuadra más y entré donde debía.
Sí, sí, ahora sí. La temperatura cálida, el lugar tranquilo con mesas de madera, sillas thonet, aroma de budines, música suave y ruidos amortiguados se emparentaban con la típica circunspección de Mariano.
Pedí otro café y casi al instante, con puntualidad de campanario, apareció la figura querida, alta y desgarbada acercándose a la mesa y que, mientras me abrazaba y me daba uno de esos besos pinchosos de barba, me decía sorprendido -¡Negra! ¡no pensé que ibas a encontrar el lugar…!
Fingí sorpresa, lo mortifiqué diciendo que me juzgaba mal y que tan distraída no andaba por la vida, hasta que finalmente le conté mi raid cafetero y provoqué esa carcajada sonora y escandalosa que me gusta tanto.
Se ríe cuando digo que su cara parece salida de un cuadro del Greco, se desconcierta y se divierte con mis juegos de palabras, se preocupa cuando le digo que “ando volando bajito”, se interesa cuando le cuento algo que leí o escribí, me estimula a hacerlo y guarda todo lo que le mando, se entusiasma al explicarme alguna exposición que ha visto, se sorprende cuando le digo que siempre saca fotos de ventanas pero me da la razón, nos reímos cuando dice que fulano es un “imbaaacil”, me enseña sobre música clásica y me pidió uno de esos poemas humorísticos que suelo hacer, para su último cumpleaños. Hablarle o leerlo es siempre una alegría. Encontrarlo, una celebración.
No voy a entrar en consideraciones acerca de la amistad. Creo que la amistad es un acto de fe (y doy fe de que la amistad entre hombre y mujer es posible).

“Por primera vez en estas páginas nombro a César Paz, mi amigo querido, aquel que me confiaba sus esperanzas y oía las mías, aquel hombre leal, fuerte y generoso, bravo como el acero, elegante y distinguido, aquel que…”
Juvenilia, Miguel Cané

5 de abril de 2007

¿A quién le importa?




Me contaba ayer una de mis tías, que cuando yo era chiquita y me castigaban por alguna travesura, decía con contenido enojo y fingida indiferencia ¡no me importeresa! conjurando y abjurando, en un vocablo inventado, la importancia e interés del asunto.
He perdido la infantil libertad de imponer mi propio lenguaje; Conservo, todavía, el poder de síntesis y el estúpido orgullo de tragarme las lágrimas para no enterar a quien me hiere.
*
Sí, las cosas han cambiado mucho para mí. ¿Recuerdas qué fantasiosa era de pequeña? [...] La gente que usa el lenguaje fantástico siempre muere mientras duerme.
El país de las últimas cosas, Paul Auster

4 de abril de 2007

Yo te amo, yo tampoco


Amo:
-los jazmines y las margaritas
-los colores del otoño
-las puestas de sol
-la poesía
-los Beatles
-el olor a tostadas
-el café caliente y amargo
-la tormenta sobre el mar

Detesto:
-la gente gritona
-las flores de plástico
-los ke eskriben con k
-las cadenas de mails
-los hombres teñidos
-las multitudes
-todo lo que tenga que ver con GH

(He tenido mayor dificultad en hacer la lista de las cosas que detesto. Debo estar más tolerante.
O más autista.)


Amo/ el campus/ universitario,/ sin cabras,/ con muchachas/ que pax/ pacem/ en latín,/ que meriendan pas pasa pan/ con chocolate/ en griego,/ que saben lenguas vivas/ y se dejan besar/ en el crepúsculo(también en las rodillas)/ y usan/ la cocacola como anticonceptivo.
[...]
Empleo de la nostalgia, Ángel González



3 de abril de 2007

Catecismo

La monja enseñaba los 10 Mandamientos.
Le pregunté - ¿qué quiere decir fornicar?
Sin responder, me mandó a dibujar en el pizarrón de la galería con tizas de colores.
Esa pregunta sin respuesta, me habilitó.

Y todo a media luz


Puff… Se cortó la luz.
La noche se instala adentro y la casa queda quieta por fracción de segundos. De inmediato la tarea de encontrar fósforos, velas y linternas provoca una moderada actividad. Hablamos en voz alta para ubicarnos pero no podemos evitar el choque con Violeta que es más negra que la noche y, para peor, no habla.
Afuera, la oscuridad se extiende hasta el mar y sólo algunas lucecitas lejanas indican que en algún lugar del centro “se ha reestablecido el suministro”.
Parece que el corte es general y va para largo.
Adentro ya hemos distribuído estratégicamente las velas y, por supuesto, la radio no tiene pilas, lo que abona el campo de las suposiciones. Nos prometemos, como sucede cada vez que sucede, comprar un pack y guardarlas “por si acaso”.
Como una especie de Ingalls post-modernos cenamos algo rápido, conversamos y comentamos algunas noticias del día que se suavizan y pierden dramatismo a la luz vacilante de las velas. No hay un hogar encendido con café humeante así que Caroline prepara el instantáneo, lo mete en el microondas pero… ay! no hay. No hay luz, digo. Bueno, lo dejo para después. Está bueno esto de las velas. Potencia la quietud, el silencio, los matices. La luz es eje de lo que importa. Con-centra. Un cuadro de Rembrandt. Miro por la ventana y veo que las lucecitas avanzan lentamente, calculo que tardarán bastante en llegar hasta acá. Mejor. Buena oportunidad para acostarse temprano y no andar vagabundeando hasta las 3 ó 4 de la mañana.
La lectura a la luz de la vela me cansa los ojos, bordar como Caroline no sé y Charles no toca el violín. Meto, yo, violín en bolsa y me voy a la cama. Ordeno un poco para no tropezar en la oscuridad y… ¡click, vuelve la luz! Con ella regresan los ruidos y la actividad. La electricidad, la energía, el nervio, la prisa, los colores plenos.
Olvido el propósito de acostarme temprano, me apuro a calentar el café en el microondas y enciendo la Clota para revisar el correo y escribir esto.
La imagen de la pequeña casa en la pradera se apaga con la última vela.
Descuelgo el Rembrandt y lo reemplazo por Klimt.
[...]
Esas sombras en la cornisa; la habitación tiene pulmones, algo que late. Sí, la electricidad es eleática, nos ha petrificado las sombras. Ahora forman parte de los muebles y las caras.
Rayuela (Cap.11), Julio Cortázar

2 de abril de 2007

1982-2007



Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.

Juan López y John Ward, Jorge Luis Borges